Esta Expedición tenía, de inicio, una misión secreta: debíamos trasladar y entregar una carta de amor.
La carta se ha perdido.
Su autor se niega a escribirla de nuevo.
Nunca sabrá nadie más que él las emociones que expresaba esa carta.
Jamás se conocerá el efecto de esas palabras sobre su destinataria.
Sin embargo, la expedición partirá la fecha señalada y, con suerte, llegará a destino cinco días después.
Nietzsche tiene una expresión latina, quizá su favorita: amor fati—hay que amar el propio destino. Es probable que ese amor sea la clave de la vida artística. Significa no sólo la aceptación, sino la celebración de lo que a uno le ha tocado vivir.
No puedo dejar de pensar que este viaje supone una celebración así.
No hay comentarios:
Publicar un comentario